Desde la caída del Muro de Berlín y la URSS, y durante los años siguientes hasta la actualidad, se hizo cada vez más fuerte la idea de que la Historia había llegado a su fin. Esto es, el posmodernismo nos hizo creer que nuestra civilización occidental había llegado al punto más alto de desarrollo y perfección que puede alcanzar una sociedad. Los gobiernos bipartidistas se sucedían, pero estos partidos no luchaban por unos ideales o unos intereses de clase (o al menos eso nos hacían creer), sino por ser mejores o peores "administradores" de nuestro sistema.
Sin embargo, en la actualidad, la crisis económica que está sufriendo el capitalismo ha servido para desenmascarar a estos partidos. Los recortes que está sufriendo la clase trabajadora les ha servido a esta para darse cuenta de los intereses que defienden los políticos a los que ellos han votado. De esta manera, ante el desmantelamiento de los derechos conquistados durante años por la clase más humilde, nos damos cuenta de que el posmodernismo estaba equivocado.
El multimillonario Warren Buffett llegó a afirmar que "si hay una lucha de clases, es evidente que la estamos ganando nosotros". No podemos permitir que eso ocurra.
La lucha de clases está hoy más viva que nunca.
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